01/12/2013

Fernando Pessoa 


Sin impaciencia,
sin curiosidad,
sin atención,
veo el crochet que con ambas manos combinadas
haces.

Lo veo desde lo alto de un monte inexistente,
malla tras malla formando un paño...

¿Cuál es la razón de que te dé entretenimiento
a las manos y al alma esa cosa tan fina
por donde se puede meter un fósforo apagado?

Pero también
¿cuál es la razón que me sirve para criticarte?

Ninguna.
Yo también tengo un crochet.

Fechado desde cuando comencé a pensar...
mallas sobre mallas formando un todo sin todo...
un paño que no sé si es para un vestido o para nada,
un alma que no sé si es para sentir o vivir...
Te miro con tanta atención
que ya ni reparo en ti...

Crochet, almas, filosofías...
todas las religiones del mundo...
todo cuanto nos entretiene en la velada de sernos...
Dos marfiles, una vuelta, el silencio...

04/11/2009